Interpreta: Guillermo Jiménez Leal
Basado en poema de Alberto Arvelo Torrealba
Al canoero del Caipe, que era un catire apureño
Le quitó el amor de golpe, quien lo quiso tanto tiempo.
La que le arrulló el mutismo, y fue aljibe en su desierto.
Tan cerquita ayer Maruja, y hoy tu cariño tan lejos.
La que a los rotos de su alma, zurció una gasa de afecto,
Y a su pantalón raído, el alivio del remiendo.
La que a veces lo llamaba, para anunciar los viajeros
Poniendo a ulular suspiros, entre las curvas del cuerno.
La que al regreso con lluvia, calentó en cuido hogareño
La vida a sopa y cariño, el traje a plancha y brasero.
La que Venus alumbró, en noches de atarrayeo,
Raspando la rubia escama, del lomo de los chechecos.
Y cuando de monte a monte, iba el Caipe turbulento,
Le enrumbaba la canoa, hacia el desembarcadero.
El canoero está solo, hundido en su sentimiento,
Orilla del pozo mustio, sin atarraya ni anzuelo.
El cañaveral tremola, como regando un secreto:
“Maruja jugó el cariño”, dice el capacho del viento.
El canoero se clava, la ponzoña del recuerdo
Maruja, Maruja, “¡uja!”, se mofa lejano el eco.
Ninguno que mire al Caipe, diría que está creciendo:
Son afluentes del río, los ojos del canoero.
La pena se volvió loca, cautiva entre su cerebro;
Con un machete en la noche, vase camino del pueblo.
Su bulto corta la sombra, como un filo de silencio:
Junio soltó las garúas y anda apagando luceros.
Después desanda el camino, como quien suma a lo inverso,
Y llama al compadre Braulio, tocándole en el tranquero.
-Acompáñeme compadre, al paso de Peñón Negro,
Para que cuente mañana, que rumbo cogen los muertos.
El viejo Braulio se asoma, arrebujado en el sueño
Y mira en la empalizada, el bulto del canoero.
-¿De dónde viene, compadre?
-Compadre, vengo del pueblo.
Y a la respuesta se pone, imaginativo el viejo.
Hay un diálogo sombrío, en la pata del urero.
Suspiran en las lejuras, voces del Caipe y del viento.
Después se alejan callados, unas varas de por medio:
Con los talones desnudos, van espinando el silencio.
Viene adelante el catire, baja al desembarcadero
Y hunde un bulto en la canoa, como sangrando el recuerdo.
La palanca de araguato, afíncasela en el pecho,
Y un golpe de agua salpica y ondula en la orilla trémulo.
El viejo Braulio está solo, en el pié del Peñón Negro,
Cuando sacude las sombras, el grito del canoero:
-Para Apure voy compadre y a Maruja me la llevo:
Usté contará mañana que rumbo cogen los muertos.
Que en las aguas del Apure, dí el palancazo primero,
Y por eso en ese río, quiero sepultar mis sueños.
Muchos la han visto pasar: canoa sin canoero,
Solita en mitad del río, con la zamurada adentro.
(CON EL BOTON DERECHO, MARCAR "ABRIR ENLACE EN PESTAÑA NUEVA”)
La esuché por primera vez en voz de ROSITA BARRERO, a través de un LP -que todavía conservo- titulado ROSITA BARRERO LE CANTA A VENEZUELA (1979)
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